Pentágono: Planes militares en América
Al inicio del segundo gobierno de Donald Trump, México estuvo bajo el escrutinio de Washington para posibles acciones militares. Sin embargo, meses después, la estrategia bélica de Estados Unidos giraría hacia Venezuela, revelando una motivación oficial que trascendía la lucha contra el narcotráfico, admitiendo abiertamente que el petróleo era el verdadero objetivo.
WASHINGTON Y NUEVA YORK.- Durante los primeros compases de lo que se denominó el segundo gobierno de Donald Trump, México se encontró en el centro de las deliberaciones estratégicas en Washington. Documentos y discusiones internas del Pentágono y otras agencias de seguridad nacional delineaban posibles acciones militares dirigidas hacia el país vecino del sur. La justificación esgrimida, según fuentes oficiales iniciales, se enmarcaba en la urgente necesidad de combatir el narcotráfico transnacional, un tema recurrente en la agenda bilateral entre Estados Unidos y México.
No obstante, este enfoque inicial sobre México experimentó un giro drástico en cuestión de meses. La atención del aparato militar estadounidense se reorientó con determinación hacia Venezuela. Sorprendentemente, la retórica pública para esta nueva estrategia mantuvo la bandera de la lucha contra el narcotráfico como pretexto principal, una narrativa que se mantuvo firme a pesar de la ausencia de pruebas contundentes que vincularan directamente al gobierno venezolano con operaciones masivas de narcotráfico a gran escala.
Lo que marcó un punto de inflexión en esta narrativa fue una confesión oficial posterior, que desveló la verdadera motivación detrás del viraje estratégico. Fuentes dentro de la administración estadounidense admitieron que, más allá de la lucha contra el crimen organizado, el interés primordial radicaba en los vastos recursos petroleros de Venezuela. Esta revelación puso de manifiesto que las consideraciones geopolíticas y económicas, específicamente el acceso y control del crudo venezolano, eran el motor principal detrás de los planes de intervención militar, relegando la justificación inicial del narcotráfico a un segundo plano.





